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Gisbert Pöppler | arquitecto de interiores 

 

 

El diseño consta de un proceso, que puede ser a veces un tanto tedioso. Hemos notado que un reto común entre diseñadores es conseguir separarnos lo suficiente de nuestros diseños. ¿A qué me refiero con esto? Me refiero a que el diseño no debe ser algo general, sobre todo cuando hablamos de la arquitectura, debe ser algo individualizado, determinado a un cliente, un propósito, un “todo” pre-analizado. Por lo tanto, el arquitecto debe tomar un rol de diseñador/psicólogo/mago clarividente. (Es chiste.) El diseñador debe ser lo suficientemente detallista y empático como para comprender los propósitos con los que está diseñando y para poder pronosticar los efectos de su diseño. Luego de esto, asegurarse de que durante el proceso, no se bifurquen los caminos del juicio de diseñador y del propósito final. Es decir, tener en mente los propósitos iniciales, manteniendo su sensatez como profesional en el campo, sin separarse de su criterio personal como individuo- todo a la vez. Como nos dijo una vez uno de los arquitectos, conferenciantes, de la firma de Rem Koolhaas: “todas las decisiones de un proyecto deben girar entorno a un norte establecido.”

 

¿Cuáles son las cualidades de un buen diseñador, específicamente de interiores?

 

Un buen diseñador es minucioso con su diseño, consigue crear un experiencia, que excita los sentidos y logra una armonía dentro de los espacios, en todos sus aspectos- luz, color, espacialidad y movimiento.

 

Gilbert Pöppler, sus interiores, su curadoría de mobiliario, definitivamente despierta nuestros sentidos. Es un arquitecto de interiores alemán, quien tiene una compañía en Berlín. Nos llamó la atención, primordialmete, una intervención que hizo en un apartamento del edificio de Viviendas Residenciales del 1957, en Hansaviertel, Berlín-Alemania, diseñado por Walter Gropius. Este edificio fue diseñado como parte de una exposición Internacional “Interbau,” donde el propósito era crear un espacio flexible de vivienda urbana. Aunque el diseño de Gropius, el fundador de la Bauhaus en el 1919, es reconocido como uno racional, contenía otro lado basado en colaboraciones tempranas de Johannes Itten, quien hablaba de ideas básicas sobre el color, la forma y material. “Itten se retiró en 1922, pero sus compañeros Paul Klee y Wassily Kandinsky elaboraron en sus ideas sobre la sincronicidad del color y la forma. El amarillo es penetrante y triangular. El azul es espiritual y circular. El rojo es cuadrado y relacionado al peso y la materia. Los colores secundarios estaban asociados a formas hibridas y significados matizados. Kandinsky también discutió la posibilidad de experimentar el color como sonido y textura.”1

 

Podríamos decir que Pöppler, no tan sólo toma esa “esencia” de lo que sería la modalidad de la Bauhaus y la lleva a su máxima expresión, quizás hasta logra mejorar el interior basándose en el propósito utilitario y estilo de Walter Gropius. El interior fue modificado mínimamente; algunas paredes fueron eliminadas para mantener un flujo continuo y llevadero donde hubiesen más entradas de luz. Dentro de este recorrido creado por Pöppler, éste logra enlazar los espacios por medio de colores, interconectados por una banda negra continua que enmarca la mayoría de las paredes del pequeño apartamento.

 

Otro proyecto de Pöppler, que no puede faltar mencionar, trata de un edificio del Siglo XIX, en Berlín; conocido por el nombre de su calle, Wallstrasse 85. La colaboración de Pöppler dentro de este proyecto consta de la remodelación parcial del interior, como parte de un “showcase”en el que el público podría por última vez (septiembre 2013) experimentar el edificio con su arquitectura original, pues se planifica remodelar por completo. En este “showcase: Between Time” las paredes antiguas y rasgadas, originales, exaltan lo bello y el encanto de los muebles modernos que están siendo expuestos. De la misma manera, los muebles resaltan lo maravilloso de un lugar que, aunque envejecido y anticuado, nos hace delirar en un mar de sentimientos nostálgicos por cosas que nunca conocimos, pero nos parecen encantadoras. Algo que nos recuerda a uno de los ensayos escritos por Ana Lydia Vega “Madera y pajilla” donde visita memorias nostálgicas de la casa santurcina de madera, donde reconoce sus grandes fallas estructurales, aún así admitiendo que esto mismo es lo que “la obsesiona.”

 

Pöppler logra crear una convergencia, un balance, entre estilos, paletas de colores y elementos que no necesariamente se considerarían armoniosos a primera instancia, pero él nos demuestra lo contrario de una manera audaz e inesperada. De cierta manera, complace y sorprende al cliente, sin alejarse de su criterio, su estilo, su yo como diseñador. Para nosotras esto es algo digno de respeto y por eso te lo aplaudimos, Pöppler.

 

1. PANTONE: The 20th Century in Color by Leatrice Eiseman and Keith Recker (p. 56)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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